jueves, 30 de mayo de 2013

LA TIERRA

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EL MANIFIESTO DEL INDIO.

Ya lo sabemos pero por si acaso os lo recuerdo:

“La tierra no pertenece al hombre,
El hombre es el que pertenece a la tierra”.

Todo lo que le ocurre a la tierra les ocurrirá a los hijos de la tierra.
El hombre no tejió la trama de la vida, el es solo un hilo. Lo que se le hace a la tierra, nos lo hacemos a nosotros mismos.
Ni siquiera el hombre blanco, cuyo Dios pasea y habla con el de amigo a amigo, queda exento del destino común. Después de todo, quizás seamos hermanos.
Sabemos alguna cosa que quizás el hombre blanco descubra algún día:

“Nuestro Dios,
Es el mismo Dios”.

Ustedes pueden pensar ahora que él les pertenece, lo mismo que desea que nuestras tierras les pertenezcan, pero no es así. Él es el Dios de los hombres y su compasión se reparte por igual entre el piel roja y el hombre blanco.
Esta tierra tiene un valor inestimable para él y si se la daña provocara la ira del creador.
También los hombres blancos se extinguirán, quizás antes que las demás tribus.
Contaminen los lechos de sus ríos y una noche perecerán ahogados en sus propios residuos.
Pero ustedes caminaran hacia su propia destrucción rodeados de gloria, inspirados por la fuerza de Dios que les trajo a esta tierra y que les dio dominio sobre ella y sobre el piel  roja. Este designio es un misterio pues no entendemos porque se extinguieron los búfalos, se doman los caballos salvajes, se saturan los rincones secretos de los bosques con el aliento de tanto hombre y se atiborra el paisaje de las exuberantes colinas con cables parlantes.

¿Dónde está el matorral?
Destruido
¿Dónde está el águila?
Desapareció

TERMINA LA VIDA Y EMPIEZA LA SUPERVIVENCIA.



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